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Observando a mi gata y otros tantos gatos domesticados, he constatado que presentan comportamientos muy parecidos a los que realizan los niños más pequeños, pre-linguísticos por referir a que no cuentan con lenguaje aún.
Los gatos se comunican con sonidos y con el cuerpo, son capaces de hacer entender cuando quieren atención, cariño o les falta algo. Asimismo, tienen la habilidad de jugar, inventar juegos y seducirte para que seas su cómplice. Esto me dio la pista para esta idea.
Postulo que quienes son capaces de convivir en plena armonía con su gato tienen el potencial de ser buenos padres en la etapa temprana de sus bebes. Es un tremendo entrenamiento de la sensibilidad y la dedicación que los pequeños necesitan y si además resulta divertido, no cabe duda que sirve.